Resumen
Existe una preocupación generalizada por conocer las claves que llevan al éxito escolar y a la vez un interés en alcanzar la equidad educativa. En esta dirección nos encontramos a los estudiantes de las clases menos favorecidas, a menudo encallados en el círculo de la pobreza. Estudiantes que sistemáticamente no obtienen las titulaciones que les habilitan para los trabajos más especializados dado el recurrente fracaso escolar y/o abandono escolar. El lenguaje es una de las claves. Nos referimos al lenguaje más afinado necesario para la comprensión de los contenidos impartidos en el aula, para la lectura, para la escritura. Estos estudiantes aprenden menos lastrados por una incapacidad de manejar el lenguaje más afinado que maneja la escuela (maestros, tutores, libros). Un lenguaje escolar que ha de ser académico y que está lejos de parecerse al lenguaje de su entorno más inmediato: familiar, sobre todo, pero también ligado a las escuelas de educación infantil que los acogen en esos primeros años de vida. Con este propósito desplegamos este estudio: subrayar el papel del lenguaje, entendido como Logos, que también se convierte en razón, inteligencia, pensamiento. Y buscar soluciones escolares y familiares para estos déficits. El primer paso es reducir el tiempo de pantallas. Ante este asunto del mejor desarrollo lingüístico de los infantes, como conclusión, en este trabajo proponemos las visitas domiciliarias al hogar para aprender a relacionarse con los hijos en la familia en el plano lingüístico, pero también en la calidad de la parentalidad, el apego y el desarrollo de la narrativa familiar.
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