Resumen
El mal de Auschwitz es «inexpresable». Es decir, no hay palabras para describir la crueldad, la sevicia y el modo como el ser humano ha alzado la mano contra su hermano. No solo se ha matado, que ya de por sí es inaceptable, sino que se ha pisoteado la dignidad hasta niveles insospechados. Se ha mantenido al otro consciente para que sea testigo de su propia humillación y se le ha sometido para que colabore con su propia destrucción. Auschwitz fue una “fábrica” en donde el ingenio humano se puso al servicio de procesos que intentaron producir beneficios a partir de la aniquilación y la muerte.